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viernes, 22 de febrero de 2008

■ APRENDÍ

Al primer año de nacido aprendí lo importante que es un juguete. sobre todo si sabe rico.
A los 2 años, aprendí que caerse duele.

A los 3 años, aprendí que duele más una palabra que un golpe.
A los 4 años aprendí lo interesante que puede ser un rompecabezas.
A los 5 años, aprendí que a los pececitos dorados no les gustaba la gelatina...
A los 6 años, aprendí que bañar a las tortugas con agua caliente las mata aunque huelan feo.
A los 7 años, aprendí lo confortante que se siente un abraso de papá o mamá cuando me daba miedo o simplemente cuando sentía que necesitaba sentirme amado.
A los 8 años, aprendí que no todo se puede arreglar con un berrinche.
A los 9 años, aprendí que mi profesora sólo me preguntaba cuando yo no sabía la respuesta.
A los 10 años, aprendí que era posible estar enamorado de cuatro chicas al mismo tiempo.
A los 12 años, aprendí que, si tenía problemas en la escuela, los tenía más grandes en casa
A los 13 años, aprendí que, cuando mi cuarto quedaba del modo que yo quería; mi madre me mandaba a ordenarlo
A los 15 años, aprendí que no debía descargar mis frustraciones en mi hermano, porque mi padre tenía frustraciones mayores... y la mano más pesada.
A los 16 años, aprendí que mi hermana no era mi mayor enemiga. y que podía ser mi mejor confidente.
A los 17 años, aprendí que emborracharte no siempre es el mejor sentimiento, (menos al otro día) y que no es la mejor forma de solucionar los problemas.
A los 18 años, aprendí que no valía la pena discutir con mi madre.
A los 19 años aprendí lo que duele dejar a alguien que amas.
A los 20 años, aprendí que los grandes problemas siempre empiezan pequeños.
A los 21 años, aprendí que un libro puede llegar a ser una buena compañía.
A los 22 años, aprendí que si encuentras a la mujer adecuada te puede enseñar a amar.
A los 23 años, aprendí lo que es extrañar a alguien y lo grato que es volverlo a encontrar.
A los 24 años, aprendí que con el tiempo las cosas se miran de una forma diferente.
A los 25 años, aprendí que aunque me quería comer el mundo aun me faltaba mucha experiencia.
A los 26 años, aprendí que no importa lo lejos que viajes cuando quieras huir de algo, tus problemas siempre te acompañaran a lo largo de toda la travesía.
A los 27 años, aprendí que él titulo obtenido no era la meta soñada.
A los 28 años, aprendí que se puede hacer, en un instante, algo que te va a hacer doler la cabeza la vida entera.
A los 30 años, aprendí que se necesita mucho amor, paciencia y inteligencia para vivir con alguien.
A los 31 años, aprendí lo que es ser padre y me empecé a dar cuenta de lo que eso significa.
A los 32 años, me di cuenta lo que me falto platicar y convivir con mi padre. y lo mucho que me falto aprender de el.
A los 33 años, aprendí que a las mujeres les gusta recibir flores, especialmente sin ningún motivo.
A los 34 años, aprendí que no se cometen muchos errores con la boca cerrada.
A los 35 años, aprendí que puedes deprimirte como cuando tenias 17 años y eso no esta mal. solo significa que estas empezando a pensar en ti mismo.
A los 36 años, entendí que mi madre no va cambiar y sigue siendo inútil discutir con ella.
A los 37 años, comprendí lo lejos que estaba de saber quien era.
A los 38 años, aprendí que a veces la vida se repite y duele igual que la primera vez.
A los 39 años, aprendí que ser buen amigo no se trata solo de recibir.
A los 40 años, aprendí que, si estás llevando una vida sin fracasos, no estás corriendo los suficientes riesgos.
Luego, al pasar de los años aprendí.
Que puedes hacer a alguien disfrutar el día con solo con un pequeño detalle que casi siempre no cuesta nada.
Que niños y abuelos son aliados naturales.
Que ver una buena película puede darme una tarde agradable.
Que aprender a aceptarme como soy me puede ayudar a no sentirme tan solo.
Que es absolutamente imposible tomar vacaciones sin engordar cinco kilos.
Que no puedo cambiar lo que pasó pero puedo dejarlo atrás.
Que las cosas que te pasan y que te duelen siempre te dejan una enseñanza. y esta en ti aprender de ella.
Que nunca es tarde para decir lo siento y perdón. Que puede doler pero sé que después me voy a sentir mejor.
Que nunca es tarde para decir la verdad (por mas dura que esta sea) y que tampoco es tarde para enfrentar a quien le hice daño si aquélla persona te quiere te sabrá entender y perdonar.
Que pedir ayuda puede dar mucha vergüenza y miedo, pero que a veces es necesario y hay que sacar fuerzas y valor para hacerlo.
Que la mayoría de las cosas por las cuales me he preocupado nunca suceden.
Que esperar a los hijos despierto cuando salen de noche no va a hacer que lleguen mas temprano.
Que si esperas a jubilarte para disfrutar de la vida, esperaste demasiado tiempo.
Que nunca se debe ir a la cama sin resolver una pelea.
Que me hubiera gustado tener la experiencia que tengo ahora cuando era mas joven, seguramente no habría dejado pasar muchas oportunidades.
Y que ahora entiendo que eso es imposible y que solo me queda aplicar mis experiencias y no perder la oportunidad de encontrar a un amigo.
Que si las cosas van mal, yo no tengo por qué ir con ellas.
Aprendí que envejecer es importante.
Aprendí que amé menos de lo que hubiera debido.Y hoy... me doy cuenta que todavía;Que tengo mucho para aprender. y que no importa la edad que tengas, aun estás a tiempo de cambiar las cosas y ser feliz

martes, 19 de febrero de 2008

■ TIEMPO AL TIEMPO

Hace muchos años conocí a un señor, hermano mayor de una familiar pobre y no muy bien constituida, mi primera impresión fue la de un hombre autosuficiente, autodidacta, admirable en todo lo que hacia y con cabal conocimiento en todas las materias, pero había algo en el que no lograba comprender, su desafecto y desconfianza con los demás, comencé a conocerlo, tarde muchos años, sufrí y aprendí, sólo con acompañarlo.

El creo su propio imperio, pero no esos imperios majestuosos que crean los hombres adinerados o dueños de empresas, el creo de la nada un imperio que le permitiese terminar sus últimos años con relativa tranquilidad, su propio espacio, pero lo que el jamás pensó es que ese espacio lo ocuparía nada más que una persona, solo el.

A la distancia y con el correr de los años comenzaron a aparecer las respuestas a todas aquellas interrogantes. Hoy en día estamos rodeados de conocimiento y tecnología, de alguna manera los tiempos son otros y las políticas de estado se han preocupado de entregar educación y oportunidades a todos, ahora depende de cada uno el sacar el máximo provecho a todas ellas, años a atrás generalmente el hijo mayor de una familiar pobre era quien de alguna manera tomaba el rol de proveedor, familia que por lo demás eran muy numerosas, el entrar al mundo laboral a muy temprana edad no permitía conciliar el trabajo con el estudio, por lo que sus conocimientos se adquirían de las experiencias de la vida misma. Este señor con los años logro formar su propia familia y pasar de ser de un núcleo familiar muy pobre a formar una familia de clase media, hombre soñador y con sus objetivos muy claros, ahorrativo a prueba de todo, con lo que en definitiva logro entregar los bienes materiales para su familia, no así los bienes que tenemos cada ser humano y que son gratuitos, bienes como el afecto, el cariño, el amor.

De vez en cuando me llama para saludarme o simplemente para saber como estoy, fue una serie de penosos acontecimientos en común ocurridos en el último tiempo los que nos permitió unirnos más, este señor de quien les hablo es mi Padre Manuel Plaza González, hombre de familia numerosa pero de corazón solitario, Padre con defectos y virtudes.

Ahora somos capaces de reírnos y abrazarnos, un hijo debe aprender a perdonar y aceptar los errores de su padre, comprender que su pasado duro y de esfuerzo fueron quizás los que moldearon su mente y espíritu. Además, la vida siempre nos da la oportunidad de revertir situaciones desafortunadas, creo que lo más importante es no revivir o hacer a los demás lo que a uno le produjo tristeza y dolor.
-.

Mi padre Manuel Plaza Gonzalez



viernes, 15 de febrero de 2008

■ FOTOS RECIBIDAS DESDE ITALIA POR MI AMIGO ROGELIO

jueves, 14 de febrero de 2008

■ OCHO REGALOS QUE NO CUESTAN NADA

1.- El regalo de Escuchar:
Pero realmente escuchar, sin interrumpir, bostezar, o criticar. Solo escuchar.

2.- El regalo del Cariño
Ser generoso con besos, abrazos, palmadas en la espalda y apretones de manos, estas pequeñas acciones demuestran el cariño por tu familia y amigos.

3.- El regalo de la sonrisa
Llena tu vida de imágenes con sonrisas, dibujos y caricaturas, y tu regalo dirá "me gusta reír contigo"

4.- El regalo de una nota escrita
Esto puede ser un simple "gracias por ayudarme", un detalle como estos puede ser recordado de por vida, Y CAMBIARLA AUN TAL VEZ.

5.- El regalo del reconocimiento
Un simple pero sincero "te ves genial de rojo", "has hecho un gran trabajo" o "fue una estupenda comida" puede hacer especial un día.

6.- El regalo del favor
Todo los días procura hacer un favor.

7.- El regalo de la soledad
Hay días que no hay nada mejor que estar solo. Se sensible a aquellos días y da este regalo a ti mismo o pídelo a los demás.

8.- El regalo de la disposición a la gratitud
La forma mas fácil de hacer sentir bien a la gente es decirle cosas que no son difíciles de decir como: !!"Hola"!! y !!"Muchas Gracias"!!